En el contexto de los Estados Unidos, se estima que entre un 40 y 60% de estudiantes de secundaria está crónicamente desmotivado, con un 7,4% de abandono escolar entre 16 y 24 años que se traduce en 1,2 millones de estudiantes sin formación básica. El Social and Emotional Learning (SEL) o aprendizaje socio emocional surge en los Estados Unidos como respuesta coordinada a las necesidades de los alumnos.
Según estudios recientes (Elias et al., 2013), alrededor de un 70% de la población estudiantil en este país está afectada por el bullying y cada vez son más los jóvenes que participan en comportamientos de riesgo que pueden perjudicar su futuro (uso de substancias, violencia y bullying, sexo sin protección y problemas de salud mental). En respuesta a estas circunstancias, los centros educativos implementan una serie de iniciativas para responder y prevenir estas problemáticas: campañas anti-bullying, educación sexual, prevención de la violencia o programas de salud mental. Aunque bien intencionados, estos esfuerzos tienden a ser programas de corta duración, desconectados del programa educativo del centro y en raras ocasiones vienen acompañados de formación para los educadores. Investigaciones en el campo de la prevención muestran que cuando estas iniciativas no están suficientemente coordinadas y evaluadas a nivel del centro, se reducen los beneficios para los estudiantes y, generalmente, no son programas que se mantienen a lo largo del tiempo en las escuelas (Weissberg, Durlak, Domitrovich y Gullotta, 2015). Si estos programas no son efectivos, ¿cómo deben responder los centros educativos a estas problemáticas? El Social and Emotional Learning (SEL) o aprendizaje socio emocional surge en los Estados Unidos como respuesta coordinada a las necesidades de los alumnos.
El aprendizaje socio emocional en los Estados Unidos
En 1994, surge el término Social and Emotional Learning (SEL) o aprendizaje socioemocional (ASE a partir de ahora), como el marco de referencia para promover la competencia social, emocional y académica de niños, niñas y jóvenes de forma efectiva y coordinada. El ASE se establece como el concepto paraguas, que abarca todos aquellos programas educativos y comunitarios que apoyan el desarrollo de personas capaces social, emocional y académicamente (Elias et al., 1997). Ese mismo año nace la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning, más conocida por su acrónimo CASEL, con el objetivo de avanzar el campo del ASE, tanto desde la investigación como de la práctica en los centros educativos y de mejorar las políticas federales y estatales de apoyo a estos programas.
Más de dos décadas después de la creación de CASEL, el interés por el ASE ha aumentado exponencialmente, contando en la actualidad con más de 500 evaluaciones sobre los diferentes programas de ASE (Weissberg et al., 2015), que se desarrollan tanto en los diferentes niveles de educación obligatoria, como en las actividades de tiempo libre o la formación de madres y padres.
El ASE es un proceso a través del cual el alumnado mejora su capacidad para integrar el pensamiento, las emociones y los comportamientos para poder realizar importantes actividades en la vida diaria (Zins et al., 2004). Incorpora dos grandes estrategias de enseñanza-aprendizaje: por un lado, el ASE hace referencia a la enseñanza de las competencias centradas en la persona y por otro, considera los factores socio emocionales del contexto que condicionan el ambiente de aprendizaje. Veamos estas dos estrategias con más detalle.
Los programas de ASE se fundamentan en la evidencia científica que las competencias socio emocionales son habilidades modificables, que pueden ser mejoradas y desarrolladas a través de programas educativos (Elias, 2006). La adquisición de estas competencias establece la base para un mejor rendimiento escolar, a partir del desarrollo de comportamientos sociales más positivos, menos problemas de conducta y menos estrés emocional (Greenberg et al., 2003). Al mismo tiempo, un trabajo continuado de estas competencias resulta en un cambio en el locus de control, donde el comportamiento pasa de estar controlado por factores externos a desarrollarse de acuerdo con creencias y valores propios, de forma que el alumnado empieza a tomar decisiones positivas y se responsabiliza de sus propias acciones (Bear y Waltkins, a partir de Durlak et al, 2011). Esta primera estrategia de enseñanza-aprendizaje contempla la participación del alumnado como un factor fundamental en el desarrollo de estas competencias: es necesario ofrecer al alumnado la oportunidad de involucrarse, participar y tomar iniciativa con el objetivo de ofrecer un entorno seguro donde practicar estas habilidades y ayudar a niñas, niños y jóvenes a encontrar sus motivadores internos.
En segundo lugar, el ASE contempla la mejora de los factores socioemocionales del contexto que influyen en el aprendizaje con el objetivo de crear un clima seguro, comprensivo de las necesidades y que ofrece el apoyo necesario para el éxito educativo (Zins et al, 2004). Elementos del contexto tales como el estilo de liderazgo pedagógico, la gestión del comportamiento dentro del aula, la normativa del centro y la expectativas académicas sobre el alumnado son aspectos que se verán influenciados por un trabajo sistemático del ASE en los centros educativos. A su vez, estos elementos condicionaran las oportunidades para desarrollar y practicar las competencias socio emocionales por parte de alumnado y profesorado (Martínez, 2014).
Por tanto, cuando hablamos de ASE nos referimos tanto a las competencias socio emocionales de las personas, así como a los factores socio emocionales del contexto. El trabajo conjunto de estos dos elementos promueve el desarrollo de recursos tanto personales como ambientales de apoyo al aprendizaje y al éxito tanto académico como personal.
INDIVIDUO |
CONTEXTO |
Desarrollo de competencias socio emocionales individuales |
Mejora de los factores socio emocionales del contexto de aprendizaje |
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Tabla 1. Estrategias de enseñanza-aprendizaje del ASE (Zins et al, 2004)
Las competencias socio emocionales
Las personas, tanto niñas, niños, jóvenes y también adultos, poseemos habilidades emocionales y sociales en diferente medida. Por ejemplo, Pedro posee un buen autoconocimiento personal, pero tiene dificultades para las relaciones sociales. En cambio, María demuestra liderazgo e iniciativa, pero desestima el efecto que sus acciones tiene en los demás. El conjunto de nuestra inteligencia emocional está condicionado por múltiples factores; el entorno familiar, las experiencias educativas y laborales, el contexto político, social y cultural, así como la propia personalidad influyen en nuestra capacidad para gestionar las emociones, ejercer optimismo o ser compasivos con los demás. Gracias a investigaciones en el campo del ASE sabemos que estas competencias socio emocionales se pueden aprender, desarrollar y, con tiempo, llegar a formar parte de nuestro repertorio personal.
Six Seconds ha elaborado un modelo de inteligencia emocional que convierte los conocimientos teóricos en una metodología práctica para su aplicación en la vida académica, personal y profesional. Este modelo de “inteligencia emocional en acción” consta de tres pilares importantes y ocho competencias clave en el desarrollo social y emocional de las personas.
Conózcase significa ver claramente lo que uno siente y hace. Las emociones son información y estas competencias permiten recoger información de manera coherente.
Elíjase significa hacer lo que uno desea hacer. En lugar de reaccionar con el piloto automático, estas competencias nos permiten responder de forma proactiva.
Entréguese significa hacer las cosas por una razón. Es decir, usar la misión y visión personal como guía para actuar con propósito e integridad.
Este modelo se presenta en un círculo, porque se considera un proceso. Es decir un ciclo al que podemos acceder en cualquier momento y que facilita un proceso de crecimiento continuo. Bajo estos tres pilares encontramos ocho competencias socio emocionales específicas, que se pueden aprender a lo largo del tiempo:
Pilar |
Competencia |
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Conózcase |
Desarrollar la conciencia emocional |
Aprender a identificar y expresar adecuadamente los sentimientos. |
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Reconocer patrones |
Identificar de forma consciente nuestros patrones de comportamiento. |
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Elíjase |
Aplicar pensamiento consecuente |
Evaluar los costos y beneficios a largo y corto plazo de nuestras decisiones. |
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Navegar emociones |
Manejar los sentimientos para acceder a la sabiduría y energía que nos ofrecen. |
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Emplear motivación intrínseca |
Acceder la energía que provee los valores y compromisos personales. |
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Ejercitar optimismo |
Tomar una perspectiva de oportunidades. |
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Entréguese |
Aumentar la empatía |
Reconocer y responder apropiadamente a las emociones de los demás. |
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Perseguir metas nobles |
Relacionar las elecciones diarias con el propósito y misión personal. |
Tabla 2. Modelo de Inteligencia Emocional de Six Seconds.
Como hemos visto, estas competencias son importantes para el bienestar del alumnado y la mejora de su rendimiento académico, así como el establecimiento de un contexto de aprendizaje positivo (Durlak et al., 2011). Pero eso no es todo. La función docente es una labor emocionalmente agotadora, de ahí la preocupación actual por el burnout del profesorado y el abandono de la profesión en los 5 primeros años de ejercicio docente. En el contexto de los EUA, el aumento de las demandas que la sociedad actual pone sobre los docentes y la presión por mejorar el rendimiento académico del alumnado han provocado un incremento significativo del estrés laboral que viven los docentes diariamente. Difícilmente podrán los docentes enseñar habilidades socioemocionales en sus aulas si, por un lado, se sienten desmotivados y estresados y, por otro, no han tenido oportunidades para reflexionar sobre sus propias competencias y aprender cómo se pueden trabajar con el alumnado. Por tanto, el trabajo del ASE en los centros educativos debe también incorporar la atención a las competencias socio emocionales de los adultos que trabajan en las escuelas.
A nivel de formación docente, Six Seconds consta de un programa de certificación (EQ Educator Course, EQEC) para que los docentes puedan, por una parte, aprender y reflexionar sobre sus propias competencias socio emocionales y, por la otra, adquirir las herramientas y estrategias necesarias para trabajar el ASE con el alumnado. Esta formación considera la naturaleza emocional de la labor docente e incorpora estrategias para manejar el estrés y las emociones difíciles. Los docentes de centros educativos como Synapse School reciben esta formación al inicio del curso y reflexionan sobre el estado emocional del claustro durante las reuniones semanales. El trabajo sistemático con los docentes fortalece la implementación del ASE con el alumnado y hace posible su desarrollo a largo plazo.
Resumiendo, el trabajo de las competencias socioemocionales tanto de alumnado como de docentes es un aspecto clave en la implementación de programas de ASE en los centros educativos. El trabajo de estas habilidades por parte del profesorado es necesario para reducir su burnout, así como para que esté mejor preparado en el trabajo del ASE con el alumnado. El ASE ofrece la oportunidad de mejorar la calidad de las relaciones entre estudiantes y docentes, a partir de una mejor gestión de las emociones y de los conflictos que la convivencia genera.
Autora: Lorea Martinez, Ph.D
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