Las buena noticia es que ninguna de tus respuestas es correcta o incorrecta. En primer lugar la idea es ayudarte a tomar conciencia acerca de lo que defines por felicidad.  Luego de esto, llevar aquello que signifique felicidad para ti a un plano donde encuentres equilibrio y posibilidad.  

Empieza por averiguar la forma en que gravitan tus pensamiento, emociones, y actitudes acerca de la felicidad, en el continuo que va de lo externo a lo interno, y de la satisfacción personal hasta el otro extremo, que sería donde están las demás personas. En el gráfico que puedes descargar encontraras algunas claves para realizar el ejercicio. 

Interior/ Exterior: Por ejemplo, en el gráfico si nos situamos en un espacio en donde ubicamos a la felicidad completamente fuera de nosotros, siempre habrá una carencia, un espacio vacío. Por otro lado, al situarnos en el extremo opuesto,  podríamos llegar a convertirnos en ascetas y negarnos todo tipo de placer, incluyendo el mínimo de comodidades materiales.  Sabiendo que los extremos no son prácticos, un buen ejercicio sería crear una lista de 6 items con los que pienses que no puedes vivir. Luego regresa a la lista y elimina 3 más de los que sientas que puedes prescindir. 

Poderoso/ Desvalido : Al poner la felicidad enteramente en poder de otros, nos convertimos en víctimas, sin embargo, si la situamos  completamente en nuestra área de poder, quedamos desconectados, casi como atrapados en una burbuja.  La desconexión por ejemplo, manifiesta cuando en la “búsqueda de la felicidad”, tenemos la tendencia a rechazar algunos sentimientos (los que consideramos negativos) e incluso nos culpamos por no estar sintiendo toda la felicidad que deberíamos.   Cuando suprimimos sentimientos que no cuadran con la expectativa de felicidad, lo que conseguimos no es que desaparezcan sino que terminamos por sentirnos fuera de sintonía con nosotros mismos y el mundo que nos rodea porque las emociones son datos valiosos, y al dejar unas afuera en favor de otras, perdemos la visión total de la experiencia.

En resumen, ese estado de “plena vitalidad” que podría traducirse como felicidad duradera, “autorrealización” (Maslow)  … o inclusive florecer ( de Martin Seligman, la palabra origina en inglés es Flourishing ) y muchas otras describen un compromiso total con la vida, que ayuda a navegar tanto los momentos felices como sus vicisitudes. La razón de esta riqueza en la experiencia de la felicidad es el hecho de que podemos experimentar toda una gama de emociones, las mismas que aceptamos como útiles mensajeras acerca de lo que es importante para nosotros: nos ayudan a tomar decisiones éticas, nos indican en donde estamos parados,  en quién podemos confiar, a quién rechazar y a quién abrazar. También nos recuerdan que debemos cuidarnos a nosotros mismos y a los demás, y el valor de alimentar tanto la resistencia como la innovación. 

Así que no nos limitemos a una búsqueda de la felicidad en una sola tonalidad. Participemos plenamente en la vida y aplaudamos el miedo y la seguridad, el dolor y la felicidad, incluso la vergüenza y el orgullo. Usemos todas nuestras emociones como mensajeros y señales para lanzarnos a la aventura de vivir.

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