“Mantener las emociones fuera del cerebro” y “evitar ser tan emocional” ; son las claves para tomar buenas decisiones, ¿Verdad?
No. Nein. Non. Não.
Contrariamente a la creencia popular y a décadas de (in)comprensión científica, resulta que lo que sucede en realidad es exactamente lo contrario. Mantener las
emociones alejadas es un desastre para la toma de decisiones, según un estudio publicado recientemente. Esta última investigación se suma a un creciente número de evidencias en las que el papel que juegan las emociones en el cerebro es distinto a lo que la mayoría de los científicos han supuesto durante décadas, y realmente no queremos mantener las emociones fuera de él cuando tomamos decisiones.
El Mito de Mantener Alejadas las Emociones
Durante décadas, los científicos han pensado en la cognición y la emoción como dos sistemas separados dentro de nuestro cerebro, e incluso, cuando los investigadores comenzaron a encontrar evidencia de la interdependencia de las dos, esta interacción a menudo se vio considerando que las emociones interfieren con nuestros procesos cognitivos a nivel superior. Como la neurocientífica Mary Helen Immordino-Yang lo describe en Learning Landscapes, tradicionalmente han sido tratados como dos jugadores en una tienda de porcelana: cognición representada como parte de la valiosa cristalería, y las emociones como un niño que se aloca y rompe toda la mercancía.
De ahí proviene nuestra mentalidad cultural sobre “Mantener las emociones fuera de nuestro cerebro” y tomar “decisiones racionales”. Durante muchas, muchas décadas, este modo de pensar dominó también a la comunidad científica.
Pero hallazgos recientes en neurociencia han puesto en duda esta forma tradicional de pensar. O tal vez, la destrozó por completo.
Por Qué el Pensamiento Racional No es Suficiente Por Sí Solo
La raíz para comprender esta profunda interconexión de la cognición y la emoción, como muchos avances en la neurociencia, se encontró al estudiar pacientes con daño cerebral. Las lesiones cerebrales que estos pacientes habían sufrido en un sector particular del lóbulo frontal no habían afectado su base de conocimiento o sus habilidades de razonamiento lógico. Entendieron cómo llevar a cabo una buena inversión empresarial. Entendieron y pudieron describir las reglas y convenciones sociales que deben guiar las acciones individuales. Con cualquier decisión, pudieron considerar los pros y contras. Sin embargo, estos hombres y mujeres que anteriormente destacaban lucharon por tomar decisiones, incluso las más simples, y comenzaron a tomar decisiones poco ventajosas en distintos aspectos de sus vidas. ¿Por qué?
Se descubrió que lo que no podían hacer era usar el conocimiento emocional pasado para guiar el proceso de razonamiento. Aunque sabían lógicamente que un acuerdo comercial específico era arriesgado o que una determinada decisión podría poner en peligro su relación con alguien cercano a ellos, no podían acceder al conocimiento emocional pasado y usarlo para guiar el proceso de razonamiento.
“Al comprometer la posibilidad de evocar emociones asociadas con ciertas situaciones pasadas, opciones de decisión y resultados, los pacientes se volvieron incapaces de seleccionar la respuesta más adecuada en función a su experiencia pasada. Su lógica y conocimiento podrían estar intactos, pero no pudieron usar el conocimiento emocional pasado para guiar el proceso de razonamiento … “
Las Emociones parecen Proporcionar un Vínculo Esencial entre lo que Sabemos que es Verdad y la Motivación para Actuar en Consecuencia.
Entonces, contrariamente a décadas de comprensión científica y cultural, las emociones juegan un papel fundamental en el pensamiento racional, o al menos en la capacidad de hacer algo al respecto. Sin la guía de aprendizaje emocional y la retroalimentación social, el pensamiento racional y las habilidades de razonamiento lógico son de poca utilidad. Las emociones motivan, empujan. Saber que una decisión es arriesgada es una cosa, pero sentir la ansiedad y el miedo apropiado asociados con la toma de riesgos es otra muy distinta, y esto es lo que hace la diferencia a la hora de tomar decisiones.
La Analogía de la Tienda China
Esto nos hace pensar de nuevo acerca de nuestras suposiciones sobre los roles de la emoción y la cognición en la tienda de porcelana. Si bien la cognición sigue siendo la valiosa cristalería, las emociones no son el peligroso niño enloquecido. Son más como los estantes, apoyando y estabilizando las mercancías.
Sin emociones, los procesos cognitivos de nivel superior no pueden funcionar correctamente.
En lugar de mantener las emociones fuera de él, el nuevo consejo debería ser asegurarse de que la emoción y la cognición estén trabajando juntas.
Pensar de Nuevo en las Emociones
Puede ser útil dar un paso atrás y observar la imagen más grande. Las emociones son hormonas neurológicas que el cuerpo libera en respuesta a nuestra percepción del mundo. Son una especie de filtro primario que enfoca nuestra atención y nos motiva a dirigirnos hacia un curso de acción específico. De ahí la importancia para la toma de decisiones. Incluso si sabemos que un tigre es peligroso o que un paseo por el parque nos hace sentir bien, es la respuesta emocional de miedo o alegría lo que realmente nos motiva a escondernos del tigre o salir a caminar por el parque. Y cuanto más aprendemos a reconocer y responder adecuadamente a nuestras emociones (miedo – ¡Proteger !, alegría – ¡Hacer más de esto¡- abrumado – ¡Priorizar!), más efectivos somos personal y profesionalmente.
¿Qué pasaría si en lugar de suprimir o sentir indiferencia hacia las emociones, las abrazáramos y escucháramos?
Este es un proceso llamado Práctica de la Inteligencia Emocional. Y es a través de este proceso de cognición y emoción trabajando juntos que tomamos decisiones óptimas.
Mantener las emociones a un lado, es una forma de pensar antigüa y una carga innecesaria para usted. Es hora de probar algo nuevo, basado en la última comprensión científica del cerebro.
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