Cuando pensamos en las emociones, generalmente pensamos que se trata de algo interno, algo que solamente sucede dentro de nosotros y que no es (o no debería) ser tangible para los demás. Es decir, son nuestras y privadas a menos que las expresemos. Claro, también entendemos que influyen en otros si en algún momento tenemos un estallido o decidimos abrirnos acerca de cómo nos sentimos, pero esencialmente las consideramos privadas. ¿No es cierto?

En realidad no parece ser así. Las investigaciones recientes en neurociencia han demostrado que las emociones son innatamente sociales – estamos constantemente enviando y recibiendo mensajes emocionales.

En un sentido muy real, las emociones constituyen “el alma de la fiesta” – y profundizar su conocimiento y saber como actúan es el secreto para entender cómo prosperar socialmente.

Esta constante comunicación emocional está sucediendo tan sutilmente que la mayoría de nosotros no somos conscientes de que se está dando lugar en absoluto. Es un lenguaje poderoso, tácito, que hablamos sin ni siquiera darnos cuenta. ¿Cómo es posible que estemos enviando y recogiendo mensajes emocionales sin siquiera saberlo?

Aunque está profundamente arraigada en otra tendencia humana de la que en gran medida no estamos conscientes, esto ha sido probado por las más recientes investigaciones.

Fascinante investigación acerca de la imitación 

Para entender cómo este intercambio sutil y automático de información emocional se lleva a cabo, tenemos que echar un vistazo primero a la tendencia humana innata a imitar a los demás.  Este viene a ser un aspecto que según los investigadores, es natural en los seres humanos porque están literalmente “conectados”.
Lo fascinante no es que podamos imitar a los demás cuando queremos hacerlo, sino que lo estamos haciendo todo el tiempo, incluso inconscientemente.

Considera este estudio de la UCLA en el que se instruyó a dos grupos completar una tarea de lenguaje para hacer oraciones combinadas. A un grupo se le dio un conjunto neutral de palabras sin ningún orden en particular:  “fue, motivado, por, la, flor, hombre”. El otro grupo recibió un conjunto de palabras que estaban relacionadas con ancianos: “jubilados, el, juego, bingo, Florida”. Ambos grupos completaron la tarea Haciendo las siguientes oraciones, y creando:

  “El hombre de la flor estaba motivado.” – “Los jubilados juegan al bingo en Florida”.

Lo que los participantes no sabían es que aún al marcharse, todavía estaban participando en el estudio. Los investigadores estaban realmente interesados ​​en saber si las palabras que habían descifrado tendrían algún efecto sobre los participantes una vez que terminaran la tarea, por lo que grabaron en video a los participantes caminando hacia el ascensor. Increíblemente, el grupo que había descifrado palabras acerca de los ancianos caminó significativamente más lento al ascensor que sus contrapartes – inconscientemente imitando la lentitud de los ancianos.

[Tweet “Increíble estudio acerca de la imitación en los seres humanos!”]

Como muestra este estudio (y varios otros) la imitación es un proceso complejo, sutil y a menudo inconsciente – una parte automática de nuestro funcionamiento social. Pero ¿qué tiene que ver esto con las emociones, o el aprender a prosperar socialmente? Pues, la imitación es simplemente una herramienta para que podamos entender los estados emocionales de los demás – sentir lo que sienten, así sea por un momento. Los seres humanos nos estamos imitando inconscientemente para hablar el lenguaje no tan visible de las emociones con más facilidad y precisión. Pero esto se torna cada vez más complicado. Las investigaciones demuestran que cuando inconscientemente tomamos conciencia de las emociones de los demás, en realidad empezamos a sentirnos de la misma manera – “capturando” las emociones de otras personas. Este fenómeno se conoce como contagio emocional.

Hallazgos Notables acerca de Cómo se Propagan las Emociones

En un estudio en la Universidad de Yale, los investigadores encontraron que las emociones se propagan a través del grupos y que su impacto puede ser medido en las actitudes y el rendimiento del grupo. En el estudio, los participantes fueron especialmente entrenados en propagar ciertos estados de ánimo específicos. Los investigadores registraron los resultados en las puntuaciones externas que recibían los participantes acerca de su estado de ánimo  y el estado de ánimo que auto- reportaban los participantes. Se encontró un relación de efecto significativa de contagio emocional tanto para las emociones positivas como para las negativas, tanto a nivel individual como colectivo. Resulta ser que las emociones son extremadamente contagiosas. Existen investigaciones adicionales que han confirmado que las emociones se propagan a través de una serie de mecanismos, incluyendo inflexión de voz, expresiones faciales, postura y patrones de comportamiento específicos. ¡Para que las emociones se propaguen, ni siquiera tienen que ser dichas en voz alta!

Por último, Sigal Barsade, Catedrático de Negocios y director de la investigación mencionada en este artículo compara la propagación de las emociones con la manera en que los viruses lo hacen. Interesante comparación, ¿Verdad?

La parte más notable del estudio fue probablemente el impacto que el estado de ánimo tuvo en el rendimiento del grupo. El contagio emocional del estado de ánimo positivo se correlacionó con la mejora de la cooperación, la disminución de los conflictos y el aumento del rendimiento de las tareas entre los miembros del grupo. El contagio negativo de los estados anímicos se ha correlacionado con el agotamiento, el ausentismo, y el desempeño deficiente.

Con tanto en juego, ¿cómo puede poner el conocimiento que nos das no pistas claras para poner el aspecto social de las emociones en acción?

Recomendamos utilizar un proceso simple de tres pasos para comprobar conmigo mismo que es lo que está pasando en mi interior y ver cómo podría mejorar mis contribuciones sociales. Este proceso se basa en el modelo de Six Seconds de Inteligencia Emocional, que tiene tres objetivos principales: Conócete a ti, elígete, y entrégate, o C-E-E